¿Alguna vez has comido
por aburrimiento? ¿Y porque te sentías solo? ¿Y por desamor? ¿Y
quizá porque tenías algún examen o reunión importante a la vista?
¿Y porque no te atreves a decirle a ese alguien lo que sientes?
¿Quizá porque te sentías culpable de no ser capaz de llevar a cabo
algo que te habías propuesto (incluso la propia dieta)? ¿Y por
cubrir una situación incómoda? ¿Comes con ansiedad generalmente?
¿A veces? ¿Tienes atracones? ¿Pierdes el control de lo que comes?
Si has contestado que
sí a alguna de estas preguntas entonces estarás de acuerdo conmigo
en que en la alimentación no entra en juego únicamente lo que
comemos, sino que, entre otras muchas cosas pero especialmente las
EMOCIONES tienen un papel fundamental.
Entonces...¿Por qué
cuando queremos bajar de peso sólo atendemos a los alimentos? Y en
los mejores casos, al ejercicio físico.
Aún queda un trabajo
por hacer para concienciar y sensibilizar a las personas
(profesionales y no) a tener en cuenta que en muchas ocasiones el
“fracaso” de una BUENA dieta (las dietas milagro y demás es un
fracaso asegurado por sí mismo) no responde a la ineficacia de las
pautas, sino a falta de seguimiento o compromiso y falta de
habilidades y recursos para manejar todas las variables psicológicas
que se ponen en juego.
Hay más factores
psicológicos y de aprendizaje que intervienen en los hábitos
alimenticios que tenemos. Este post sólo tiene como objetivo hacer
reflexionar a las personas sobre aspectos que no suelen tenerse en
cuenta y que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el
fracaso, entre la satisfacción y el hastío. De ahí la importancia,
en muchas ocasiones, de llevar a cabo un trabajo con diferentes
profesionales.
EMOCIONES
Vale, bien, pero ¿qué
pasa con esto de las emociones? ¿En qué me influyen? ¿Cómo puedo
dejar de tenerlas o controlarlas?
Dos noticias. La mala
es que no van a desaparecer; nos han sido útiles a lo largo de
nuestra ya larga historia como humanos y nos siguen haciendo falta.
La buena es que podemos aprender a manejarlas; aprender a vivir junto
con mis emociones. Lo fundamental es que esas emociones no
interfieran ni impidan realizar ninguna meta que nos hayamos
propuesto. Están ahí, pero no nos paran.
Yo puedo sentir
ansiedad, tristeza, soledad, culpa o vergüenza y AÚN ASÍ tener el
control de lo que como, en qué cantidad lo como, de qué modo lo
como. ¿Complicado? Puede ser, pero es otro aprendizaje más que
podemos hacer, como tantos otros. No es insalvable.
¿QUÉ SUCEDE CUANDO
NO TENGO LA SENSACIÓN DE CONTROL?
Es relativamente
habitual, cuando uno quiere adelgazar o controlar el peso, sentirse
culpable porque no somos capaces de seguir el camino “recto”
hacia nuestro objetivo. Comemos cuando sabemos que no deberíamos, o
alimentos que no deberíamos, o cantidades, o … Culpable, culpable,
culpable... Eso es todo lo que nos dicen nuestros pensamientos si no
conseguimos lo que nos hemos propuesto.
Entonces es cuando
llegan las explicaciones posteriores “no soy capaz de hacerlo”,
“no valgo”, “no tengo fuerza de voluntad”, “nunca lo voy a
conseguir” o incluso “soy una persona horrible porque no puedo
llevar a cabo algo que quiero”.
Lo siguiente que
hacemos es llevar a cabo conductas que vayan en la línea de esos
pensamientos: abandonamos la dieta, nos damos permiso para darnos
atracones, dejamos de subir las escaleras a pie,…. Asumimos, en
definitiva, que no nos vamos a sentir bien con nuestro cuerpo nunca
porque no “valemos” para hacer dieta.
Y así ya tenemos
justificado que, efectivamente, no somos capaces de controlarlo y no
tenemos “fuerza de voluntad” y dejamos de HACER todo
aquello que nos acercaba al objetivo.
De este modo se cierra
el círculo:
Me
pongo a ello → me siento culpable por no hacerlo “bien” (porque
no sé gestionar mis emociones) → dejo de hacer pequeños pasos →
“no valgo para las dietas” → abandono la dieta y me siento
frustrado y culpable.

Nuevamente
se pone de relevancia la importancia de cuidar los aspectos que no
son exclusivamente nutricionales.
Lo
ideal sería atribuir esa falta
de éxito a que aún no
hemos aprendido las estrategias adecuadas para manejar la comida y
todo lo que lleva asociado, en cada caso
particular (de ahí que tenga que ser un trabajo
individualizado, como los temas de nutrición).
No hay fuerzas
externas, no tenemos una incapacidad genética para no poder hacer
cumplir nuestros objetivos con el tema de la comida. Es nuestra
responsabilidad y ¡sólo depende de nosotros! Y de aprender cómo
hacerlo.
En
definitiva el objetivo es: aprender
a controlar lo que comes, no que te controle la comida.
ENTONCES ¿QUÉ
PUEDO HACER?
Es necesario que cada
persona ponga en marcha recursos y estrategias adecuadas a sus
circunstancias y a su forma de funcionar, no obstante, existen
algunas pautas generales que pueden ser de utilidad tenerlas en
cuenta:
- Si tienes ansiedad y lo único que te apetece es ir a la nevera...PONTE A HACER UNA TAREA que sea incompatible con “lo que te pide el cuerpo”!.
- Sal a la calle.
- Haz una lista de beneficios de lo que vas a conseguir y cómo te vas a sentir cuando lo consigas (Si son muchos kilos los que quieres perder, haz esa lista pero referida a pequeños objetivos).
- Recuérdate por qué no quieres ir a la nevera y comerte lo que haya.
- Deja que pasen 5/10 minutos y si aún sigues teniendo ganas de ir a la nevera, hazlo.
- Antes de abrir la nevera y arrasar, decide y elige qué vas a comer (da igual la cantidad y las calorías que estés eligiendo!). Saca sólo eso y disfrútalo.
- Ponte objetivos pequeños que seas capaz de cumplir y según los vayas cumpliendo vete aumentándolos progresivamente, pero no te frustres desde el principio.
- Date premios cada vez que consigas un pequeño paso! No es necesario que sean materiales si no quieres, también vale una ducha especial, una mascarilla, un paseo por donde más te gusta,...
- Es fundamental que dediques tiempo a organizar las comidas, a cocinar, a comprar...
- Aprende a detectar situaciones de riesgo que puedan hacer que vayas a la nevera inmediatamente, y ponles remedio antes de que pasen.
- Y casi lo más importante de todo, si un día no lo puedes hacer, o no consigues lo que te habías propuesto, ¡no pasa nada!. Vuelve a tomar el control y ¡¡no abandones!! Vuelve a ponerte a ello.
¡Claro que puedes!
Si consideras que tu
problema va más allá de unas pautas, y que no eres capaz de
manejarlo, te animo a que acudas a un profesional de la psicología y
te ayude a recuperar el control con respecto a la comida.
Gracias Lucía, mil
gracias por compartir con nosotros un blog tan interesante, tantos
conocimientos tan bien explicados y de forma tan práctica y
sencilla. Especialmente millones de gracias por estar sensibilizada
con el trabajo multidisciplinar y preocuparte por la gente que te
lee. La labor que haces es importantísima y me siento honrada de
poder aportar un pequeño valor más. Otro de tantos. Ambas sabemos
que poder ayudar a las personas para que tengan mayores conocimientos
sobre lo que les pasa y cómo solucionarlo es algo grande y muy
reconfortante.
Y por supuesto ¡gracias
a los lectores!
Las gracias a ti por dejarme publicar en Dime Qué Comes un post tan bueno como este y que hace tanta falta. Un placer, y esta es tu casa :-)
Mirella Vegas es Psicóloga Sanitaria (Universidad Autónoma de Madrid), Especialista en Terapia de Adultos (Grupo Luria) y cada día más interesada y formada en temas de #psiconutrición #coachingnutricional
La podéis seguir en twitter en @psicoObesidad.
Me ha encantado, aplicable a muchos otros ámbitos de la vida, gracias a ambas.
ResponderEliminarMuy bueno ;)
ResponderEliminarGracias¡¡ me alegro que os guste; es todo un placer ver que a la gente le puede ser de utilidad¡
ResponderEliminarDesde luego que es útil para cualquier ámbito, somos humanos pero no nos educan correctamente en conocer de qué nos componemos (psicológicamente hablando)
Un placer¡
Muy bueno, no buenisisimo!!, muchas gracias, parece que te has inspirado en mi por muchas de las cosas que he leído....tratare de hacerte caso.
ResponderEliminarGracias por compartir y saludos desde El Puerto de Santa Maria.
Me alegro que te guste Maricarmen! Es más, me hace muchísima ilusión que te pueda ayudarl!!!
ResponderEliminarY disfruta de tu maravillosa tierra. Un saludo!
La comida no engorda, somos nosotros los que lo hacemos, por eso me parecen tan útiles las pautas que propones! Ojalá los profesionales que se dedican a los problemas alimentarios, estuvieran la mitad de informados que tu! Enhorabuena por el artículo, y por ayudarnos tanto com este tema a los que estamos perdidos. Besos, Mery
ResponderEliminarEs un tema complicado, desde luego. Parece que no tiene tanta importancia de primeras, pero si no atendemos a nuestras emociones y a todas las conductas aprendidas relacionadas con la nutrición, posiblemente nos frustremos más que avancemos ¡y ese no es nuestro objetivo!
ResponderEliminarGracias Mery!! Esperemos que otras personas puedan descubrir la importancia de lo que mencionas =)
Muchas gracias por este artículo. Me ha encantado y lo he hecho mío, porque aparte del problema de la comida, soy de los que tienen que aprender a vivir con sus emociones -y mira que llevo años intentándolo-. Hemos de tener una charleta en la primera ocasión que surja. Muchos besos y un achuchón gordo.
ResponderEliminarEncantadísima!!!
EliminarMe ha encantado, felicidades Mirella y a ti Lucía por la iniciativa. Un beso
ResponderEliminarGracias!!! me alegro mucho!
EliminarMe ha encantado el artículo! Muchas gracias por hacernos reflexionar sobre ello :) Comparto!
ResponderEliminarMENOS MAL que alguien se da cuenta. Llevo toda la vida diciéndolo.
ResponderEliminar